Cómo mantener un árbol saludable y frondoso
01/02/2021
¿Eres amante de los árboles? ¿Estás estrenando jardín y quieres tener algunos en casa? Posiblemente, estás analizando qué árbol plantar.
Al abordar el tema sobre cómo mantener un árbol saludable y frondoso, vale acotar que necesitarás ser previsor. Antes de llevarte el nuevo ejemplar a casa, prepárale su espacio.
¿Cómo? Con 30 días de antelación, cavarás un hoyo de mínimo 1 metro de radio por otros 80 centímetros de hondo. Luego rellenarás, pero enriqueciendo la tierra con compost puede apelar al humus de lombriz.
¿Tienes contemplado ponerle una guía a tu árbol en sus primeros años? Entonces, instala el tutor previo al relleno o mullido de la tierra. Así incrementarás su ventilación y calidad.
Plántalo desde su tiesto
Será una faena para hacerse en temporadas libres de heladas. De lo contrario, sabotearán sus brotes y el desarrollo de sus raíces. Introducirás el cepellón en un envase con agua para humedecerlo, previo a extraerlo del tiesto.
Luego, meterás el cepellón en el orificio que cavaste antes. Cuida que la parte superior quede a la par del suelo. Completa rellenando el hueco, pero sin que la tierra quede prensada.
Será momento de cavar la zanja y darle un riego abundante. Poda la tercera parte de sus ramas maestras. Esto te servirá para crear un balance entre la copa y las raíces.
Restringe el uso del tutor
Los tutores son eficaces ayudas para los árboles, cuando se aprovechan de forma correcta. De lo contrario, permitirá que crezca en altura pero se quedará corto en grosor.
¿Por qué? Dado que el ejemplar se centrará en esa longitud, descuidando los recursos para nutrir sus rizomas o robustecer el madero.
Cuida la CRZ de tus árboles
Si quieres un árbol frondoso y saludable, tendrás que darle muchos cuidados a la zona de protección de árboles. También se le conoce como zona crítica de raíces.
¿Cuál es? La zona en la parte inferior de tu árbol hasta su área de goteo.
Acolcha a tu árbol
Esta práctica se encuentra en el top de consejos para tener un ejemplar joven y sano. ¿En qué consiste? En una película de mínimo 5 centímetros de hondura que ubicadas en la tierra, potenciarán su estructura.
Beneficiarán los niveles de humedad, temperatura y oxígeno, mientras que restringe el desarrollo de hierbajos. Están compuestos por cortezas de pino, hierba cortada o paja.
¡Fertilízalo!
Los ejemplares jóvenes necesitan una fertilización a lo largo del año, será lo ideal. Las proporciones más elevadas se aplican entre primavera-verano. Después, se destinan repetidas aplicaciones suaves durante el año mientras sigue envejeciendo.
¡No olvides podarlo!
Si tus árboles son frutales, será un elemento básico para que obtengas buenos frutos. Cada poda tendrá un efecto rejuvenecedor en tu árbol si este cuenta con 4 o 5 años. También estimulará el desarrollo de nuevos brotes.
Lo aconsejable será reservar la poda para noviembre, porque tu árbol está a un paso de entrar en su reposo vegetativo. Gracias a la poda crecerá de una forma maciza y atractiva.
Aplica algunos tratamientos de manera preventiva
¡Querrás que esté libre de hongos o bichos! Para lograrlo, durante otoño e invierno haz lo siguiente:
- Aplica a la caída de los folios un combinado de oxicloruro de cobre.
- Después de la poda, aplícalo de nuevo junto a aceite de parafina. Así estarás protegiendo las heridas ocasionadas por la poda.
- Al notar que las yemas se hinchan, repite el proceso anterior.
- ¿Has notado inconvenientes con cochinillas o pulgones? Aplica azadiractin o aceite de neem, son pesticidas ecológicos.
- Para prevenir que las moscas de las frutas dañen tus árboles, instala mosqueros con cebo. También puedes instalar trampas.
No te excedas con el riego
Cada especie de árbol demanda un volumen de agua diferente. Por ejemplo, olivos, granados, almendros e higueras solicitan poco agua. Durante la fase final de maduración de los frutos, el riego excesivo podría detonar el rajado de las frutas.
Asimismo, puede ocasionar que las flores se marchiten de forma prematura.
¡Protégelo de las heladas!
Ciertos árboles tienen una fragilidad inmensa ante las heladas. Entre ellos se cuentan los sauces, abedules, arces plateados, álamos y olmos porque el hielo resulta demasiado pesado para sus ramas.
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